Caen las noches y los días mientras tu, con tu dulce melancolía recuerdas esos recuerdos vacíos, los cuales tenias cuando estabas con el, un dulce y amargo silencio. Te despegas de ese triste habiente el cual estas, con tus manos atadas a la realidad y a la fantasía, sigues recordando hasta que hay un recuerdo que se te queda pegado a la mente, esa carta y esa rosa la cual rompiste con las tijeras filudas y te cortaste un dedo, sacándote una gota de sangre y una lagrima. Sintiendo tristeza te retiras del lugar y con una sonrisa atiendes el móvil, donde el te dice "lo siento, fui un inbecil" y tu dices que si, y asi sucesivamente.
